Ayrton Senna llegó a McLaren en 1988 para unirse a Alain Prost, el piloto que había ganado dos Mundiales seguidos en el equipo y que partía como el máximo favorito para volver a hacerlo. El francés era el rey de la F1 y su joven nuevo compañero era la gran sensación del circo, el piloto llamado a retirar a todos los campeones de la parrilla.McLaren tenía un coche dominante en ese año y entre Senna y Prost ganaron 15 de las 16 carreras del campeonato. En aquella temporada, sólo contaban los mejores 11 resultados y pese a que el de Saint-Chamond sumó más puntos que su nuevo compañero, Senna se llevó el mundial gracias a aquel sistema de puntuación.Pese a todo, la temporada transcurrió bastante tranquila. Prost y Senna mantuvieron siempre una buena relación y una sana rivalidad, pese al carácter tan competitivo de ambos. Pero todo estuvo a punto de estallar en la carrera de Estoril. Era la primera vuelta, Ayrton estaba en cabeza y Prost, que iba más rápido, trató de adelantarle al pasar por meta. El brasileño no dudo en encerrar a su compañero de equipo contra el muro en una maniobra bastante peligrosa. Prost logró adelantarle y ganar esa carrera.“La maniobra de Estoril fue muy peligrosa y claro que me cabreé por ello”, confesó Alain Prost al periodista inglés Nigel Roebuck, autor de la, seguramente, más importante biografía del piloto francés: “Me fui prácticamente contra el muro y pensé que nos íbamos a tocar y sufrir un accidente grave. No me gustó nada y se lo dije pero, en cierto sentido, no puedo culparle por hacerlo, siempre se salía con la suya en estos casos. ¿Cuántas veces en su carrera le sancionaron por este tipo de cosas? Nunca. Aparte de esto, el primer año no fue tan malo. No tuvimos grandes problemas y de hecho, se disculpó por lo ocurrido en Estoril”. Ahí se dio cuenta de cómo se las gastaba el paulista y ese fue el prólogo de lo que se iba a vivir el año siguiente.Porque en 1989 sí que estalló la guerra total entre Prost y Senna, la famosa rivalidad que todo el mundo conoce, casi desde la primera carrera del año. En Jacarepagua, Ayrton consiguió la pole y se encaminaba hacia la primera carrera del año. En la salida, la política de no ceder nunca del brasileño le iba a salir cara: en un duelo a tres bandas con el Ferrari de Berger y el Williams de Patrese, el toque fue inevitable. Berger tuvo que abandonar y Senna se vio obligado a meterse en boxes con el morro dañado.Esto cerró cualquier posibilidad de que el piloto de McLaren pudiese luchar por la victoria, pero le trajo una idea a la cabeza. Sabía que McLaren seguía teniendo el mejor coche e intuía que iba a tener más duelos de este tipo con su compañero de equipo así que para la siguiente carrera que se disputaría en Ímola le propuso un pacto a Prost: el primero que llegue a la curva de Tossa en la primera vuelta tendría pista libre para ganar la carrera algo que Prost aceptó, como buen caballero. Senna, desde la pole, se puso en cabeza al ponerse el semáforo en verde y, en teoría, su compañero no debería de disputarle la carrera.Pero el destino quiso que Gerhard Berger sufriera un accidente y se tuviera que dar la salida de nuevo. Una prueba de fuego para el recién estrenado pacto. Esta vez Prost le ganó la partida a Senna, pero el paulista recuperó la posición, algo que según el acuerdo que él mismo propuso no se podía hacer. Senna ganó la carrera y provocó el comienzo de la famosa guerra en el seno del equipo. Ambos sabían que si querían ganar el Mundial iban a tener que luchar a cara de perro con su compañero y que, prácticamente, ya todo valía.
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