En todo deporte hay estrellas. Hay grandes hombres y mujeres que son auténticos maestros de aquella disciplina que practican y cuyos méritos tanto individuales como colectivos se cuentan por decenas. Dentro de ese grupo de estrellas hay pocos, muy pocos, que trascienden más allá de dicho deporte para ser ya no sólo astros en su materia sino que van más lejos para ser iconos de la sociedad. Para ser algo más que deportistas. Para ser mitos en vida y leyendas tras ella. Una de esas personas es Ayrton Senna.Y no es para menos, porque el brasileño no sólo conquistó tres Mundiales sino que dejó claras muestras de su calidad con un volante. Porque no hay demasiados en la historia capaces de conducir un monoplaza con la caja de cambios dañada. Porque Senna no sólo lo hizo, sino que ganó su primer Gran Premio de Brasil así, con un coche inconducible para cualquier otro. Pero no para él, no para un hombre que dejó en la retina de todo aficionado a la F1 cada una de las ocho vueltas que restaban para que lograse cruzar la bandera a cuadros y coronarse por primera vez como campeón en la prueba de su país.Con actuaciones como esa es por lo que se ganó el cariño de McLaren, su equipo, con Ron Dennis a la cabeza. Es por lo que se convirtió en el ídolo de todo un país, Brasil, y de muchos pilotos de la actualidad. Massa, brasileño como Senna, es uno de ellos. Felipe reconoce que ese día, el 1 de mayo de 1994, fue muy duro para todos sus compatriotas. Hamilton, por su parte, admite que aún hoy todavía se aprende cosas del pilotaje del tricampeón paulista. Y Alonso también tiene palabras para Ayrton.Porque para Fernando era algo más que un piloto. Para Fernando, al igual que para otros muchos, era un ídolo. Un ídolo que según dijo copaba con imágenes sus libros y con posters su habitación. Triste fue para él el 1 de mayo de ese año, cuando Senna se fue, cuando el piloto que pintaba de McLaren su kart cuando el de Sao Paulo vestía los colores de la escudería británica, se subió por última vez al Williams.Su muerte no fue en vano. Porque con su muerte llegaron cambios en la seguridad para que desde ese día no hubiera que lamentar ningún otro fallecimiento en un circuito. Más seguridad para los pilotos, más escapatorias en las pistas, cambios en algunos circuitos antiguos y desfasados que hacen pensar qué hubiera pasado si se hubieran escuchado las palabras de Ayrton antes de su muerte, cuando ya dijo que la seguridad de algunas pistas estaba en entredicho. Ése es el legado que deja Senna, un piloto que fue, es y será leyenda.
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